Ante la llegada del final de curso y la solicitud de realización de varios de los integrantes del grupo de Aspirantes 'Sociedad de la Alegría'; algunos miembros del Consejo Local, se reúnen con el grupo para conocer las necesidades y/o inquietudes que tienen.
Para comenzar la reunión se realiza la siguiente ORACIÓN:
1.)
Leemos texto;
El
día de Pentecostés,
es el día del nacimiento de la Iglesia. Todo lo anterior fue
preparación y trabajo previo. En la mañana de Pentecostés puso
Dios el sello a la obra de su Hijo. La Iglesia fue consecuencia de la
efusión y derramamiento del Espíritu. Ahora se cumplen las promesas
hechas por Cristo, ahora se cumple su misión; antes no había ni
bautismo ni perdón de los pecados, no había predicación del
Evangelio ni administración de sacramentos. Ahora entran en vigencia
los poderes y deberes concedidos e impuestos por Cristo a sus
apóstoles. Aquella mañana apareció por vez primera como comunidad
la reunión de los cristianos; esa comunidad está conformada y
configurada por el Espíritu Santo, da testimonio a favor de Cristo,
perdona los pecados y concede la gracia. Aunque ya existía se
parecía al primer hombre hecho de barro antes de serle alentada la
vida; era un cuerpo muerto que esperaba la chispa de la vida.
«¿Cuándo
empezó la Iglesia a vivir y a actuar? El día de Pentecostés. Ya
antes existían sus elementos esenciales y estaban reunidos,
organizados y dotados de los poderes necesarios; la doctrina había
sido predicada, los apóstoles elegidos, los sacramentos instituidos
y organizada la jerarquía, pero la Iglesia no vivía ni se movía.
Las fuerzas divinas dormitaban, nadie predicaba ni bautizaba ni
perdonaba los pecados y nadie ofrecía el santo sacrificio;
impacientes esperaban ante las puertas, pero nadie abría; la Iglesia
estaba en un estado parecido al sueño, como Adán antes de que le
fuera alentada la vida... Así estaba la Iglesia hasta la hora nona
del día de Pentecostés, en que el Espíritu Santo descendió sobre
ella en el ruido del viento y en las lenguas llameantes. Este fue el
momento de empezar a vivir; todo empezó a moverse y a actuar»
(Meschler, Die Gabe des hl. Pfingstfestes, 103)
2.)
Repartimos frases:
Los
siete dones del Espíritu Santo pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo
de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes
los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud
a las inspiraciones divinas.
Don
de sabiduría
Nos
hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a
buscarle sobre todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de
nuestras obligaciones.
Don
de inteligencia
Nos
descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.
Don
de consejo
Nos
señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida
diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la
gloria de Dios y el bien de los demás.
Don
de fortaleza
Nos
alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin
duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.
Don
de ciencia
Nos
lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro
corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a
Él.
Don
de piedad
Nos
mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su
Padre.
Don
de temor de Dios
Nos
induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación,
a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer
radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra
razón de ser y de vivir.
3.)
Visualizamos video:
4.)
Explicación:
El
Espíritu Santo nos dice que no nos quedemos estancados, que
avancemos, que gritemos al mundo que somos Cristianos, que debemos
actuar y que el espíritu santo invade todo nuestro mundo.
Con
él se puede llegar a todo desde lo más minúsculo a lo más grande.
Nos
indica unas pautas, que son los dones del Espíritu.
Me
gustaría que cada uno de nosotros leyese la frase que le ha tocado y
dejase un momento para la reflexión.
Y
reflexionemos sobre nuestro momento vital y espiritual y en qué nos
inspira.
Después
cogemos una paloma, que representa el Espíritu Santo y escribimos en
ella el don que creemos nos hace falta y el peso que nos lastra para
volar, y para el cual necesitamos que el Espíritu Santo nos impulse
y nos ayude a volar.
Posteriormente
el que así lo desee puede ponerlo en común.
4.)
Oración: “Espíritu Santo”
Oh
Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo,
Inspírame
siempre lo que debo pensar,
lo
que debo decir, cómo debe decirlo,
lo
que debo callar, cómo debo actuar,
lo
que debo hacer, para gloria de Dios,
bien
de las almas y mi propia Santificación.
Espíritu
Santo, dame agudeza para entender,
capacidad
para retener, método y facultad para aprender,
sutileza
para interpretar, gracia y eficacia para hablar.
Dame
acierto al empezar, dirección al progresar,
y
perfección al acabar.
Amén.
Juan
Pablo II
Tras la Oración, se abre un momento de reunión en el que personalmente cada uno reflexiona y expone lo que desea compartir.